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TODOS LOS HOMBRES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA FUERON "SUSTITUIDOS" HACE 4.500 AÑOS


Algunas investigaciones son, a partes iguales, apasionantes e inquietantes. Como la presentada por la Universidad de Harvard hace pocos años que habla de que prácticamente todos los hombres que habitaban la Península Ibérica fueron "asesinados" hace entre 4.500 y 5.000 años.





A través del análisis de ADN antiguo de más de 270 ibéricos de diferentes épocas, un equipo internacional de investigadores ha reconstruido la historia genética de 8.000 años de la península ibérica. Los científicos extrajeron el ADN antiguo de fósiles humanos –principalmente dientes– para poder comparar estos restos ibéricos con 1.107 individuos antiguos y 2.862 modernos.


Una de las conclusiones más relevantes es que hubo un reemplazo de casi todos los varones de la Península durante la Edad de Bronce. No se ha muestreado toda la población masculina de esa época, así que no podemos decir que el 100 % fuese reemplazada. Sin embargo, como todos los hombres muestreados tienen el linaje paterno traído por nuevas poblaciones, y ninguno tiene los linajes locales presentes anteriormente, sabemos que el reemplazo fue prácticamente total.


Esas poblaciones, que llegaron entre el 2.500 a. C. y el 2.000 a. C., tienen origen estepario. Esta sustitución masculina fue llevada a cabo por la llamada cultura Yamna, que provenía del norte de los mares Negro y Caspio, en las actuales Ucrania y Rusia. Se cree que esta cultura trajo a Europa la piel blanca, las lenguas indoeuropeas, la rueda y la domesticación del caballo.


La cultura Yamna ('hoyo' en ucraniano y ruso, en referencia a los sepulcros donde enterraban a sus muertos), eran pastores de ovejas que contaba con dos ventajas respecto a los habitantes europeos de su época: ya conocían la rueda y la domesticación del caballo. Estas dos innovaciones ponían a su disposición un invento revolucionario entonces, que no es otro que el carro tirado por animales. Esto les permitía cubrir grandes distancias con gran cantidad de equipaje y suministros, lo que supuso una ventaja crucial sobre el resto de pueblos europeos.


El ADN revela que los linajes masculinos locales desaparecieron y fueron sustituidos por este linaje foráneo llamado R1b. Hoy en día R1b sigue siendo el linaje mayoritario en la península ibérica. Sin embargo, no se sabe cómo sucedió ni qué procesos generaron dicho patrón genético.


Los resultados genéticos son compatibles con varias explicaciones y se necesitarán más investigaciones en arqueología y antropología para entender los procesos sociales que pudieron resultar en la pérdida de los linajes paternos locales. La hipótesis más simplista es que estos hombres foráneos eliminaron de manera violenta a los locales y se reprodujeron con las mujeres. El problema con esta hipótesis es que no cuadra con el registro arqueológico, ya que no hay evidencia de violencia generalizada durante ese período.


Otra hipótesis es que estas poblaciones trajeran enfermedades para las que las poblaciones locales no estaban preparadas, pero tampoco existen pruebas de enfermedades infecciosas que afecten a los hombres y no a las mujeres. Sin embargo, los linajes maternos locales sí permanecieron.


La posibilidad que plantean es la existencia de una estratificación social muy fuerte por la que los hombres foráneos tenían un estatus social mucho más alto que los hombres locales (hereditario de padres a hijos) y unas tasas de reproducción mucho más altas. Eso hizo que, tras cinco siglos, la huella genética del hombre local desapareciera.


Estas poblaciones que entran en la Península eran nómadas y tenían una estructura jerarquizada y social que no existía anteriormente. Es, para los investigadores, el resultado de la llegada de una oleada de invasores con una tecnología más avanzada y unas claras intenciones de imponer su cultura y su estirpe. También es probable que la nueva cultura hubiera llegado a lomos de los primeros caballos domesticados, de manera que los habitantes autóctonos fueron presa fácil de los invasores. Una cultura que acabó con los representantes de la primera oleada neolítica de asentamiento en la península Ibérica que data de hace entre 8.000 y 9.000 años.


Como ejemplo de este fenómeno de reemplazo, el estudio documenta una tumba encontrada en un yacimiento de la Edad del Bronce en la localidad de Castillejo del Bonete (Ciudad Real). De los dos individuos hallados en el enterramiento, el hombre presenta ascendencia de la estepa, mientras que la mujer es genéticamente similar a los ibéricos anteriores al Neolítico tardío. Es representativo de esta sustitución, un ejemplo de primera generación de este tipo de contactos.


Fuente: El ruedo ibérico

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